El futuro de todo proyecto empresarial depende, en gran medida, de la confianza del mercado en la marca. Y, para lograr esta confianza, la comunicación es esencial.
En los años 80, Herb Schmertz y William Novak revolucionaron el mundo de la empresa con su legendaria obra “El silencio no es rentable”. Este trabajo marcó un punto de inflexión a partir del cual las empresas empezaron a considerar la transparencia ante los medios, y la colaboración con los mismos, como la alternativa más afín a sus intereses.
La idea sobre la que se asentaba el fondo de este trabajo consistía en que, queramos o no, las empresas -y las personas- comunicamos, aunque no nos lo propongamos. De ahí, que toda estrategia empresarial deba tener como base crear y transmitir una determinada imagen.
No obstante, son muchas las empresas, y los empresarios, que dejan su imagen en manos del azar o la suerte. Y, en el peor de los casos, es su propia competencia quien finalmente define su personalidad.
Si no ocupas tú el espacio, otro lo ocupará:
El mundo de la empresa no es muy distinto de la vida política o institucional. Una empresa que no tiene reconocimiento de marca, o que va por detrás de su competencia, no está gestionando bien su comunicación. Y esto, a la larga, influirá muy negativamente en sus posibilidades de desarrollo y supervivencia.
Tras más de 20 años centrada en la comunicación corporativa, observamos todos los días como empresas pequeñas, con relativamente poco que decir, ocupan el espacio que debería corresponder a otras más grandes, más innovadoras, más atractivas, logrando una notoriedad que no se corresponde con su realidad.
Quizá no tengan el tamaño, pero tienen la decisión de atraer las miradas hacia su modelo de negocio, y para ello es básico una buena estrategia de comunicación.
El poder de la comunicación reside en que, si se ejecuta el plan correctamente, llevando el mensaje correcto, a la audiencia adecuada, en el momento oportuno, su efecto se verá reflejado en los resultados de la empresa.
Una audiencia cada vez más fragmentada:
El otro aspecto a tener en cuenta es la actual fragmentación del público en función, especialmente, de su edad y sus intereses particulares. Si bien en la actualidad la prensa tradicional ha perdido una parte importante de su influencia, no es menos cierto que todos los estudios continúan identificándola como el soporte con mayor credibilidad y más adecuado para llegar a un público situado a partir de los 35 años, generalmente con un nivel económico y de estudios superior.
Sin embargo, es cierto que los consumidores cada vez consumimos más contenido especializado. ¿Por voy a comprar una revista de mascotas, si en realidad a mí solo me interesan los gatos persas?
De la misma manera, los contenidos de restauración, negocios, fitness, salud, moda, deportes o sociedad, por nombrar algunos, son cada vez menos masivos. En esta época de exceso de información, las personas cada vez son más estrictas a la hora de seleccionar el tipo de contenido que quieren consumir y su fuente de información.
Esta situación ha llevado a los medios de comunicación, a ofrecer una información más especializada; y a las empresas, a generar contenidos de mayor calidad para ponerlos a disposición del consumidor a través de blogs, webs y redes sociales.
Es cierto que esta “atomización” del mercado hace algo más complicada la planificación de la comunicación, pero vemos que ha abierto también nuevas vías para una comunicación más selectiva, orientada a un público muy concreto, cosa muy complicada hasta hace pocos años.
En Allegra Comunicación somos expertos en corporación corporativa y podemos ayudarle en cómo abordar un plan de comunicación. Si necesita más información, estaremos encantados de hablar más en profundidad sobre este tema.