Después de casi 20 años (pufff… cómo pasa el tiempo) trabajando en el maravilloso mundo de la comunicación (y no lo digo con retintín, para mí es verdaderamente apasionante) es cierto que hemos vivido muchísimos cambios, impulsados en su mayoría por la tremenda revolución tecnológica, pero no sé si estáis conmigo en que hay cosas que nunca cambian…
Y una de ellas es cómo debemos tratar a un periodista para que nuestro mensaje llegue a buen puerto y no naufrague en el camino.
Tenemos que tener en cuenta que el periodista recibe una media de 500 mails diarios, sí, has leído bien 500 correos, ni más ni menos. Yo me pongo en su lugar y tiene que ser agotador… y si encima la información que te llega es sobre las últimas tendencias en restauración y eres el responsable de inmobiliario, ya ni te cuento… Además, a esto hay que sumar las posteriores llamadas de seguimiento de la información que han recibido hace un par de días… en fin, no quiero ni pensar el bombardeo que sufren a diario, lo que, por otra parte, explica a veces las respuestas que recibimos.
Para evitar todo esto, existen algunos comportamientos que incomodan y molestan a los periodistas y que si los conocemos nos ayudarán a mejorar la relación con ellos para optimizar nuestro trabajo.
- Mandar información que no es relevante para el periodista: en este caso, además de lo que apuntaba antes de tener muy identificados los contactos para no mandar notas de prensa de restauración al periodista que escribe de temas inmobiliarios, es fundamental proporcionarle contenidos de calidad e interés que le sirvan para facilitar al máximo su labor.
- Contactar desde los perfiles personales de las redes sociales: a veces en las agencias y las empresas nos volvemos locos para llegar a ese periodista que tanto nos interesa porque justo escribe de lo que necesito en ese momento, pero no me pasan la llamada, su mail no aparece en ningún sitio… es a partir de ahí cuando empieza un trabajo de investigación que ni los de CSI. Pues bien, en muchos casos esto supone que crucemos la raya, porque el contacto que nos resulta más fácil es a través de las redes sociales. ¡Error! Esto solo se debe hacer si se trata de un perfil profesional, de lo contrario, al igual que todos, sentirá invadida su intimidad.
- No cumplir los tiempos: cuántas veces oímos eso de sí, lo necesito para mañana y no puede tener más de 500 palabras. los periodistas trabajan con unos tiempos muy delimitados, por no hablar del espacio, algo que tenemos que respetar al máximo si queremos que cuenten con nosotros la próxima vez. Tenemos que ser muy ágiles en nuestras gestiones con los medios.
- Pedir que nos envíe la información antes de publicarla: es muy común que el cliente te diga que quiere ver el artículo antes de su publicación. Creo que no hay nada que le pueda sentar peor a un periodista que le pidas que haga eso. Y es que un periodista tiene la libertad de publicar lo que quiera, siempre bajo unos criterios de veracidad y de ética profesional. No lo hagas, nunca le pidas a un periodista que te adelante un artículo antes de ver la luz.
- Solicitar una fe de errores: está claro que si se ha equivocado, tiene que rectificar, pero debemos medir muy bien esta petición antes de hacerla. No es lo mismo que se haya confundido en datos económicos relevantes, a que publique algo que no nos gusta, en ese caso no tiene justificación.
Sin duda, hay muchas más cosas que molestan a un periodista, pero creo que estas son algunas de las más frecuentes en su día a día y que, conociéndolas, los que trabajamos con ellos debemos evitar.