Me vais a perdonar, pero la primera vez que escuché el término millennial, pensé ya estamos otra vez… qué manía de inventarse nombrecitos para definir lo mismo de siempre… pero no, estaba equivocada. Aparecieron los millennials y llegaron para quedarse.
Actualmente representan a un alto porcentaje de la población y se han convertido en el principal objetivo de muchas empresas, por los valores que representan, la influencia que proyectan en el mercado y la revolución que han provocado en la forma de consumir.
Y es que más allá de la capacidad económica que puedan tener, son los principales usuarios y precursores de las nuevas tecnologías, para quebradero de cabeza de las marcas que ya no saben qué hacer para captar su atención.
Ya no vale la publicidad al uso, ni si quiera las herramientas de marketing digital que hace dos días parecían lo más… el millennial es un consumidor que investiga, que se informa, que hace suya la decisión de compra, más allá de la marca, para desmarcarse y sobresalir por encima de lo convencional, premiando a las marcas con un alto índice de fidelidad.
Por este motivo, cautivar al millennial es el fin de la mitad de las reuniones que se están produciendo en las empresas en estos momentos. ¿Cómo logramos que compren y vuelvan a comprar?
Si hay un denominador común de este perfil es el uso que hace de las nuevas tecnologías, una oportunidad que las empresas tienen que aprovechar para estrechar la relación con este cliente, en base a un pilar muy trabajado de originalidad y diferenciación. La innovación es clave para establecer una buena estrategia de comunicación con los millennials.
Llegados a este punto, tenemos las bases para establecer la relación de la marca con este perfil, lo que no quiere decir que sea tarea fácil, porque todas las marcas tienen el objetivo de llegar a ellos, lo que multiplica el bombardeo de información para captar su atención.
A pesar de que se les ha integrado a todos bajo el paraguas de millennials, es cierto que luego existen innumerables variantes, por lo que es fundamental tener un estudio pormenorizado de los hábitos de nuestro millenial en cuestión, que nos identifique sus necesidades, intereses y toda aquella información relevante para captar su atención.
Aquí es donde entra en juego el denominado marketing experiencial, aquel que ataca directamente a la parte emocional, para que se sientan plenamente identificados con la marca e impulsar el proceso de compra.
Podemos afirmar que este nuevo fenómeno del mercado ha sido el motor que ha despertado a las empresas de su letargo comercial. Muchas se han tenido que reinventar para no caer por el camino y conseguir enamorar a un cliente desde la pantalla del ordenador o a través del móvil.